La obesidad y el déficit de felicidad en nuestro país

Édgar Gómez

La necesidad de querer conocer a detalle el comportamiento económico y social de nuestro país nos ha llevado a desarrollar distintas metodologías numéricas que nos permiten inferir si nuestro comercio crece, decrece; si nuestra población cuenta con un bono demográfico (que le permita satisfacer el mercado laboral) o si las reservas internacionales han alcanzado el nivel suficiente para mantener fuerte, ante adversidades económicas, nuestra moneda. Sin embargo, sin alejarnos de la realidad que percibimos en las calles, en el transporte público, en nuestras oficinas, escuelas y hogares; no me dejarán mentir que, paso a paso, podemos identificar un aire de frustración y de infelicidad, en las personas de los distintos estratos sociales que componen nuestra sociedad, que no puede ser medido por indicador alguno.